Ciudades flotantes
Son Realidad, las Ciudades Flotantes
Es una idea tan audaz como sencilla, que parecía imposible pero ya se puede lograr con ayuda de la tecnología: ciudades que flotan en aguas internacionales. Estados nación independientes y autosostenibles ubicados en el mar.
Lejos de tratarse de ciencia ficción, en años recientes, la
llamada “colonización del mar” o seastading ha dejado de ser
una fantasía para convertirse en algo cercano a la realidad; actualmente hay
empresas, académicos e incluso gobiernos que están trabajando en conjunto para
crear un prototipo para el año 2020.
En el centro de la iniciativa se encuentra el Instituto
Seasteading, una organización sin fines de lucro con sede en San
Francisco. Después de su fundación en 2008, el grupo ha pasado cerca de una
década intentando convencer al público de que la colonización del mar no es una
locura total.
Eso no siempre ha sido fácil. En ocasiones, la historia del
movimiento que impulsa la vida en los océanos parece ser de parodia, con
reuniones durante el festival Burning Man que se
celebra en el desierto de Nevada. El proyecto está siendo parcialmente
financiando por medio de una oferta inicial de monedas, un concepto nuevo que
ahora se utiliza en Silicon Valley y Wall Street según el cual se puede generar
dinero mediante la creación y venta de una moneda digital.
No obstante, si consideramos que los niveles del mar van en aumento debido al cambio climático y que los órdenes políticos establecidos en todo el mundo se desestabilizan debido a la presión del populismo, puede que la colonización del mar no solo parezca una idea práctica sino realmente atractiva.
A principios de este año, el gobierno de la Polinesia Francesa accedió a que el Instituto Seasteading hiciera pruebas en sus aguas. La construcción podría comenzar pronto y las primeras edificaciones flotantes, el núcleo de una ciudad, podrían ser habitables en tan solo unos cuantos años.
A principios de este año, el gobierno de la Polinesia Francesa accedió a que el Instituto Seasteading hiciera pruebas en sus aguas. La construcción podría comenzar pronto y las primeras edificaciones flotantes, el núcleo de una ciudad, podrían ser habitables en tan solo unos cuantos años.
“Si pudieras tener una ciudad flotante, sería en esencia un país
emergente”, señaló Joe Quirk, presidente del Instituto Seasteading. “Podemos
crear una enorme variedad de gobiernos para una enorme variedad de personas”.
El término seasteading ha existido por lo menos
desde 1981, cuando el entusiasta marinero Ken Neumeyer escribió el libro Sailing the Farm, en el que hablaba de
vivir de manera sostenible en una embarcación de vela. Dos décadas después, la
idea llamó la atención de Patri Friedman —el nieto del economista Milton
Friedman—, quien se dedicó a desarrollarla.
En 2008, renunció a su trabajo en Google y cofundó el Instituto
Seasteading con un respaldo financiero inicial de Peter Thiel, el multimillonario
libertario detrás de Paypal.
La inversión de Thiel provocó el frenesí de los medios pero, después de muchos años de haberse fundado, el Instituto Seasteading no había logrado mucho. No se materializó la construcción de un prototipo planeado para la bahía de San Francisco en 2010 y la colonización del mar era vista casi como un chiste de las utopías tecnológicas que salen mal.
Sin embargo, conforme pasaron los años, hubo más adeptos a la
idea fundamental detrás de la colonización del mar: una ciudad flotante en
aguas internacionales que pueda darle a las personas la oportunidad de
rediseñar las sociedades y los gobiernos. En 2011, Quirk, un autor, escuchó por
primera vez el concepto. La idea le intrigó y pasó el siguiente año aprendiendo
sobre ese proyecto.
Poco después, se volvió parte del Instituto Seasteading, asumió
el cargo de presidente y, junto con Friedman, escribió el libro Seasteading:
How Floating Nations Will Restore The Environment, Enrich The Poor, Cure The
Sick and Liberate Humanity From Politicians.
La colonización del mar es más que un pasatiempo fantasioso para
Quirk y otras personas dedicadas al proyecto. Según ellos, es una oportunidad para
reescribir las reglas que fundan una sociedad. “Los gobiernos simplemente no
mejoran”, explicó Quirk. “Están atascados en los siglos pasados. Eso se debe a
que la tierra incentiva el monopolio violento para controlarla”.
La idea dicta que sin tierras no existirían los conflictos.
“Si pudieras tener una ciudad flotante, sería en esencia un país emergente. Podemos crear una enorme variedad de gobiernos para una enorme variedad de personas”.
JOE QUIRK, AUTOR Y DIRECTOR DEL INSTITUTO SEASTEADING
Incluso en el caso de que el Instituto Seasteading pudiera establecer algunas estructuras sostenibles, no hay garantía de que florezca una comunidad utópica. Las personas suelen pelear por muchas más cosas que las tierras, claro, y los piratas han surgido como una amenaza en varias regiones. Además, a pesar de que la ley marítima sugiere que la colonización del mar podría tener bases legales sólidas, es imposible pronosticar la respuesta de los gobiernos reales ante unos nuevos vecinos que pudieran estar flotando por sus costas.
Aún así, Quirk y su equipo están concentrados en el proyecto de una isla flotante en la Polinesia Francesa. El gobierno de esa región está creando una zona económica especial para que el Instituto Seasteading experimente y ofreció 40 hectáreas de tierra frente al mar con el fin de que el grupo pueda trabajar.
Quirk y sus colaboradores crearon una nueva empresa, Blue Frontiers, la cual construirá y operará las islas flotantes en la Polinesia Francesa. El objetivo es construir cerca de una docena de estructuras para 2020, incluidas casas, hoteles, oficinas y restaurantes, con un costo cercano a 60 millones de dólares. Para financiar la construcción, el equipo se encuentra trabajando en una oferta inicial financiada con monedas digitales. Si todo se desenvuelve como está planeado, las estructuras contarán con superficies cubiertas de vegetación, usarán madera local, fibra de bambú y coco, así como metal y plástico reciclables.
“Quiero ver ciudades flotantes en 2050; espero
que sean miles de ellas, cada una con diferentes formas de gobierno”, comentó
Quirk. “Cuanta más gente se mueva entre las ciudades, más opciones tendremos y
será más probable que tengamos paz, prosperidad e innovación”.
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